Sólo tu corazón caliente,
y nada más.
Mi paraíso, un campo
si ruiseñor
ni liras,
con un rio discreto
y una fuentecilla.
Sin la espuela del viento
sobre la fronda,
ni la estrella que quiere
ser hoja.
Una enorme luz
que fuera
luciérnaga
de otra,
en un campo de
miradas rotas.
Un reposo claro
y allí nuestros besos,
lunares sonoros
del eco,
se abrirían muy lejos.
Y tu corazón caliente,
nada más.
Federico Garcia Lorca, "Antología poética", seleção de Guillermo de Torre e Rafael Alberti, Editorial Losada, p.25 e 26